miércoles, 16 de noviembre de 2011

Matar a un ruiseñor

-Mira… un petirrojo… ¿no?

-Ay sí…

-¿Recuerdas la primera vez que me hablaste de lo mucho que te gustaban los pájaros?

-No…

Ella sonrió y siguió observando al petirrojo, posándose de una rama a otra, ajeno a la conversación que acababa de generar.

-Una vez -empezó ella - recuerdo que estaba en la cama, acabábamos de separarnos otra vez y no sé si era de día o de noche. De repente me di cuenta de que no era capaz de recordar la última película que habíamos visto juntos. Tenía muchas imágenes en la mente, de estar echados en mi cama cogidos de la mano, de lo relajada que me sentía, y de haber pensado lo entrañable que me resultaba la imagen de nosotros dos, así. De haberme quedado dormida y darme cuenta por la mañana de que me habías quitado las gafas… Espera no fue con esa peli… ¿ves? Lo mezclo todo… Bueno, la cuestión es que me pasé horas intentando recordar que la película había sido Matar a un ruiseñor - se rió brevemente.

-Hasta el título es apropiado… No paré de recrear todos los momentos que recordaba hasta que dí con el título. En cambio, me acordaba perfectamente de la terraza, del olor a sidra, del verano en el que nos conocimos y yo diciéndote lo mucho que me gustaban esos pajarillos pequeños que están por todas partes y que avanzan, así, como saltando. -Los gorriones- dijiste tú, creo que entre incrédulo de que no lo supiera y divertido… Hasta el que no sabe nada de pájaros sabe lo que es un gorrión- añadiste. Bueno… dije yo, ahora que has dicho gorrión, sí, te puedo decir que lo conozco.

-Es verdad, dijo él suspirando y sonriendo al mismo tiempo. Bueno ahora ya es distinto, ¿no? Si paseas por la ría hasta sabrías lo que es un cormorán- añadió riendo.

-Si, jajaja, ahora todo es distinto.

En el cassette

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