jueves, 25 de agosto de 2016

Un paseo por Londres

A veces pienso que lo peor de las ciudades somos los que las visitamos. Y entiendo que los autóctonos acaben hasta el moño de esas aglomeraciones de cámaras sustituyendo cabezas, de poses, palos de selfie y ojos más preocupados por cómo sale en las fotos que lo que están viendo.

Conste que yo también peco -más de lo que a mi dignidad le gustaría- del déjame ver cómo salí en esa foto y del abuso de filtros chulos. Pero la crisis de la edad, el paso del tiempo y bla bla bla es una historia que ahora no viene al caso. La cuestión es que hace años que dejé de hacer fotos a lo que se supone que tienes que llevarte de cada ciudad, horrorizada al darme cuenta de que volvía con postales en lugar de con momentos. Y por ahora he de decir que estoy más que satisfecha con el cambio, porque realmente lo que me gusta cuando viajo es la idiosincrasia cotidiana de cada lugar.

Londres

Londres

Londres

Londres

Londres

Y Londres me ha gustado. Me ha gustado mucho. También lo típico, a pesar de la gente, el calor y el no acabar de pillar de qué dirección venían los coches, con el consecuente pánico a morir atropellada y sola rodeada de turistas. Me ha gustado perderme por las calles de Pimlico y que una señora con su perfecto inglés británico se ofreciera a ayudarme, que un cura me sonriera porque estaba a punto de colarme en los jardines de una iglesia preciosa y gris; y, sobre todo, que tengo ganas de volver porque sólo he visto dos piedras de toda esa ciudad.

Londres

Londres

Londres

Londres

Londres

Londres

Alguna foto más aquí (llegarán más)

Steve Wynn & the Miracle 3 - What comes after from Static Transmission

jueves, 28 de julio de 2016

Una historia de antes en la que moría un ruiseñor



- Mira… un petirrojo…- dijo ella.

- Ay sí…

-¿Recuerdas la primera vez que me hablaste de lo mucho que te gustaban los pájaros?
-No… -respondió él.

Ella sonrió y siguió observando al petirrojo, posándose de una rama a otra, ajeno a la conversación que acababa de generar.

-Una vez -empezó ella - recuerdo que estaba echada en mi cama. Acabábamos de separarnos definitivamente y no sé si era de día o de noche, pero de repente me agobié porque me di cuenta de que no era capaz de recordar la última película que habíamos visto juntos. Veía claramente esa noche, nos veía echados en mi cama cogidos de la mano, veía lo relajada que me sentía y el haber pensado lo entrañable que me resultaba la imagen de nosotros dos así. De haberme quedado dormida y darme cuenta por la mañana de que me habías quitado las gafas y las habías puesto en la mesita… Espera no fue con esa peli… ¿ves? Lo mezclo todo… Bueno, la cuestión es que me pasé horas intentando recordar que la película había sido Matar a un ruiseñor - (ella se rió suavemente).

-Hasta el título es apropiado…- continuó ella- No paré de recrear todos los momentos que recordaba hasta que dí con el título. Y tanto agobio y tiempo por un detalle cuando recordaba  perfectamente la terraza, el olor a sidra y madera, el verano en el que nos conocimos y mí misma diciéndote lo mucho que me gustaban esos pajarillos pequeños que están por todas partes y que avanzan, así, como saltando. -Los gorriones- dijiste tú, creo que entre incrédulo de que no lo supiera y divertido… Hasta el que no sabe nada de pájaros sabe lo que es un gorrión- añadiste. Bueno… dije yo, ahora que has dicho gorrión, sí, te puedo decir que lo conozco.

-Es verdad- dijo él suspirando y sonriendo al mismo tiempo. Bueno ahora ya es distinto, ¿no? Si paseas por la ría hasta sabrías lo que es un cormorán- añadió riendo.

-Si- dijo ella riendo-  ahora ya todo es distinto.

Una historia de antes en la que moría un ruiseñor



- Mira… un petirrojo…- dijo ella.
- Ay sí…
-¿Recuerdas la primera vez que me hablaste de lo mucho que te gustaban los pájaros?
-No… -respondió él.

Ella sonrió y siguió observando al petirrojo, posándose de una rama a otra, ajeno a la conversación que acababa de generar.

-Una vez -empezó ella - recuerdo que estaba echada en mi cama. Acabábamos de separarnos definitivamente. No sé si era de día o de noche, pero de repente me agobié porque me di cuenta de que no era capaz de recordar la última película que habíamos visto juntos. Tenía bien nítida la imagen de esa noche, de estar echados en mi cama cogidos de la mano, de lo relajada que me sentía, y de haber pensado lo entrañable que me resultaba la situación. Me quedé dormida y por la mañana me di cuenta de que me habías quitado las gafas y las habías puesto en la mesita… Espera no fue con esa peli… ¿ves? Lo mezclo todo… Bueno, la cuestión es que me pasé horas intentando recordar que la película había sido Matar a un ruiseñor - (ella se rió suavemente).

-Hasta el título es apropiado…- continuó ella- No paré de recrear todos los momentos que recordaba hasta que dí con el título. Y tanto agobio y tiempo por un detalle cuando recordaba perfectamente la terraza, el olor a sidra y madera, el verano en el que nos conocimos y mí misma diciéndote lo mucho que me gustaban esos pajarillos pequeños que están por todas partes y que avanzan, así, como saltando. -Los gorriones- dijiste tú, creo que entre incrédulo de que no lo supiera y divertido… Hasta el que no sabe nada de pájaros sabe lo que es un gorrión- añadiste. Bueno… dije yo, ahora que has dicho gorrión, sí, te puedo decir que lo conozco.

-Es verdad- dijo él suspirando y sonriendo al mismo tiempo. Bueno ahora ya es distinto, ¿no? Si paseas por la Ría hasta sabrías lo que es un cormorán- añadió riendo.

-Si- dijo ella riendo-  ahora ya todo es distinto.

domingo, 17 de julio de 2016

Recuerdos de verano de un verano

Verano 2016


Tu parte del armario vacía,
cerrada a medias.
Y de repente, 
la realidad se transforma en esa playa
llena de gente bailando
al son de cajas de música enloquecidas.

Hoy
ese mismo lugar es silencio.
Y camino hacia el punto de inflexión 
de un verano fatal...
Únicamente para mirar hacia el mar
e imaginar a un pez saltar 
como queriendo morder el cielo.

(Ejercicios de escritura creativa en un autobús.
En una mañana triste de final de un verano.
Memorias pasadas de una tarde en Luanco.
Foto de una mañana en Bayas)

jueves, 7 de julio de 2016

Pequeña llamada al Sol

Helios, Apolo, Inti, Saulè, Ekhi, Ra, Sòl...
Os necesitamos, te necesitamos...
Porque tenemos que estirar los brazos cual gatín y pensar: voy a vivir y descansar.
Que nuestros hombros tengan sabor a mar.
Que no se acaben los planes, los amigos, la alegría.
Que nuestra piel tenga color a vida.

Today is de day - Yo la tengo
Chan chan - Buena Vista Social Club
Love is Strange -  Mickey & Sylvia

martes, 17 de mayo de 2016

Un paseo

Hace unos días me recordaron que tenía un blog,
Abandonado.
Ya se me olvidó el número de veces que lo empecé y deje morir de aburrimiento, así que pensé en darme y darle otra oportunidad. Y decidí que podría intentar revivir mi diario visual difunto, con la visita del sábado pasado a la vieja Fábrica de Armas de La Vega, en Oviedo.
120.000 inaccesibles metros cuadrados situados a la entrada de Oviedo, que abrieron sus puertas para las Jornadas de Patrimonio Histórico. Un proyecto de colaboración de los ayuntamientos de Oviedo, Langreo y Mieres para, entre otras cosas, dar a conocer a la ciudadanía "un patrimonio que ha influido en la mentalidad y en la realidad socio-cultural de los tres concejos y unos paisajes industriales que forman parte de nuestra memoria colectiva y conforman nuestra identidad como sociedad. Un patrimonio que también es inmaterial y está en la memoria de todas las personas que trabajaron en dichos lugares o estuvieron ligadas a ellos de una u otra forma".

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Cualquiera que me conozca sabe de mi devoción por todo lugar abandonado, con la tristeza y emoción que ello implica. Está esa parte que dice, no sé cómo podemos permitir que estos edificios se caigan. Pero por otro lado, está esa imagen desvencijada. La ruina, el polvo. El guante sin pareja abandonado, la silla sin una pata. El papel que ya no alegra las paredes. Y el silencio. Porque no hay lugares que inspiren más respeto, que aquellos que tienen vida propia porque se niegan a que el paso del tiempo se la quite. Es eso que tienen, lo que les hace conservar la verdadera historia y las voces y vivencias que vieron sus muros.


Más fotos aquí
Música: Wim Mertens - Struggle for PLeasure