No es ninguna novedad para todos aquellos que me conocen, lo mucho que me gustan las casas y edificios en ruinas. Tienen un magnetismo que difícilmente puedo explicar, de belleza, misterio, miedo... y esa vida omnipresente que tienen aunque se esté cayendo a cachos y que no se debe sólo a lo que nosotros nos imaginemos al verlas.
De ahí que una de mis repetidas conversaciones (además de querer ir a Islandia :) sea visitar esos sitios que rastreo por páginas y blogs y que al verlos me dan ganas de coger la cámara y estar horas y horas paseando por ellos.
Hace poco añadí un reportaje del Huffington Post a mi carpeta 'Lugares a los que tengo ir', lamentando profundamente que, siendo realista, no consiga visitar muchos de ellos. Precisamente aquí descubrí el blog Abandonalia que no tiene desperdicio.
Hace poco añadí un reportaje del Huffington Post a mi carpeta 'Lugares a los que tengo ir', lamentando profundamente que, siendo realista, no consiga visitar muchos de ellos. Precisamente aquí descubrí el blog Abandonalia que no tiene desperdicio.
Y a propósito de todo esto, no tengo que irme muy lejos para encontrar estos 'places to stay' (las hay millones de veces mejores que la de la foto). Sólo darme un paseo por Avilés y alrededores y querer colarme en mil sitios.
En la misma línea pero desviándome un poco del asunto, deciros que suelo recordar muchos de mis sueños, esa es la suerte que tengo. Y muchos de ellos, también, tienen lugar en algún sitio en ruinas. Cuando eso sucede, me despierto siempre con una extraña sensación de paz interna, aunque el sueño en sí haya sido de lo más bizarro. Hay una casa en particular con la que soñé cuando era pequeña que no se me ha borrado de la mente. Y lo que sentí fue eso, como estar en casa. Hace poco vi una foto en alguna parte que me recordó muchísimo a ella, era prácticamente la misma. Lamentablemente, no recuerdo dónde.
Si un día la encuentro, quiero escuchar esto.
Feliz semana.
Hoy suena: To built a home
